Por José Yorg, el cooperario.
“Nuestra sociedad se halla construida sobre dos enormes falacias que, de manera sorprendente, y a pesar de su obviedad, quedan disimuladas para una ciudadanía que vive en el embrujo ideológico que tan certeramente describiera Althusser. Pues el autor de Ideología y aparatos ideológicos de Estado se encargó de mostrar la materialidad de la ideología, su dimensión ontológica, que hace que esta desborde el ámbito de lo ideal para consolidar las prácticas y modos de vida de los sujetos. Sujetos como somos, vivimos sujetados, en las diversas acepciones del término, por la ideología”. Juan Manuel Aragüés Estragués
El presente artículo constituye una introducción a la filosofía cooperaria desde mi pluma, es en verdad una brevísima iniciación a tratar la filosofía cooperaria desde la perspectiva Latinoamericana, es decir, aporta una visión de conjunto de un continente que aun no se ha liberado.
Formuleremos, entonces, conceptualizaciones sobre lo que entendemos por filosofía cooperaria para tener una base de discusión.
La filosofía cooperaria, como hecho del pensar, es una reflexión crítica sobre la sociedad capitalista, y por tanto, es una filosofía situada y rupturista.
Esta filosofía se construye a sí misma en cuanto problematiza y examina la sociedad capitalista desde el punto de vista humanista y socialista e incluso cristiana y se encuentra con que tal sociedad está organizada en función favorable y prioritaria de un sector determinado de ella y que esa organización por otra parte genera desigualdad social.
Esos elementos, extraidos de esas observaciones críticas, van a resultar positivos para elugubrar una idea, una imagen de una sociedad mejor basada en otros valores y principios que la sustenten, y a resulta de todo ello se construye una doctrina cooperativa.
Pero no se avanza teoricamente en la construcción científica de la cooperación que devele lo medular de esa sociedad capitalista, es decir, en la realización de la teoría científica cooperativa sobre lo que es el capitalsimo como sistema socio-económico sustentado en la filosofía liberal.
Tal nos señala Juan Manuel Aragüés Estragués en su artículo “Las falacias del liberalismo”, “Por el siglo XVII y comienzos del XVIII el liberalismo echa a andar, tanto en su dimensión política como económica, lo hace desarrollando una narrativa en la que dos elementos, el trabajo y la libertad, se convierten en piezas centrales de su arquitectura ideológica. Y decimos narrativa queriendo subrayar los elementos ficticios de la misma, tan característicos de las aproximaciones idealistas a la realidad, una realidad que siempre es modelada y modelizada en función de sus intereses”.
La filosofía cooperaria surge contrariando la mirada y las aseveraciones del la filosofía liberal, pues se ocupa, entonces, de pensar los problemas concretos de los obreros, de los campesinos y desocupados, esos son los objetos de su reflexión.
Por tanto, la filosofía cooperaria va a trabajar sobre lo fáctico, lo real, y va desencadenar ideas rupturistas porque debe alejar a esas clases oprimidas del régimen opresor en que viven y la ruptura se va a dar por medio de una organización, la cooperativa, basada en la relación productiva y distributiva proporcional y que además aniquila el factor de la opresión empresarial, cual es el mecanismo que consagra la plusvalía.
Podemos, a estas alturas de nuestra exposición, decir que la filosofía cooperaria se hermana con otras filosofías que buscan aportar a la liberad de los oprimidos, tal como es el caso de la filosofía de la liberación impulsada “Hoy la situación de América Latina aparentemente ha empeorado con respecto a 1971. En esa fecha nació -en Argentina- la filosofía de la liberación (FL) latinoamericana, a partir de la conciencia de la injusticia estructural que entonces oprimía a las mayorías populares de nuestro continente”, nos ilustra Juan Carlos Scannone en su artículo “La filosofía de la liberación: historia, características, vigencia actual”.
Como se constata el eje central es pensar la injusticia social de los desposeidos de Nuestra América, pero, pensar filosóficamente no de manera contemplativa e ideal, si no de manera rupturista, transformadora,liberadora, obteniendo los conceptos y herramientas procedimentales que guien esa acción tan necesaria cual es alcanzar la emancipación.
Nos aporta Scannone que “En una primera obra común del grupo de filósofos de la liberación que se congregó gracias a esos tres eventos, participaron – entre otros- Enrique Dussel, Rodolfo Kusch, Arturo Andrés Roig, Juan Carlos Scannone, Aníbal Fornari, Osvaldo Ardiles, Julio De Zan, Horacio Cerutti, entre otros (5) Allí se afirmó, a modo de Manifiesto, que ese filosofar no parte del ego (yo pienso, yo trabajo, yo conquisto…), sino desde los pobres y oprimidos, y la praxis de liberación, tomando en serio los condicionamientos epistemológicos y políticos del pensar mismo”.
Llegado a este puerto nos sostenemos en el gran maestro León Schujman cuando señaló que “Otro elemento esencial para tener en cuenta en el enfoque cooperativo de la realidad es que el cooperativismo nace y se desarrolla históricamente como un movimiento de cambio y progreso social”.
Y esclarece con toda contundencia Schujman sobre el cooperativismo: “Nacido como respuesta crítica a la injusticia social a que condujo el desarrollo del capitalismo y su posterior expresión de la concentración monopólica, su comportamiento ha sido solidario con las causas progresistas de la humanidad”.
Pero el gran maestro va al epicentro del asunto: “La identidad de los problemas que abordan los países de economía dependiente, subdesarrollados o periféricos, suscita la necesaria solidaridad para abordar las soluciones. La común raíz histórica y el vínculo cultural que une a las naciones de la América Latina, plantea una estrategia concertada. El cooperativismo debe ser parte de esta estrategia”.
Nos brinda Schujamn generosamente conceptos y elementos sustantivos para construir la filosofia y la teoría cooperaria: “El medio económico social en que la cooperativa se inserta es antagónico a su existencia”.“Los hombres y mujeres que la integran son producto de ese medio y sufren su permanente influencia”. “La conducta cooperativa supone un comportamiento no sólo distinto sino también consciente de la necesidad de cambio”.
En concreto, la filosofía cooperaria, como hecho del pensar, es una reflexión crítica sobre la sociedad capitalista, y por tanto, es una filosofía situada y rupturista desde un continente dependiente y subdesarrollado.
Resumiendo, podemos afirmar que la filosofía cooperaria reflexiona sobre el sufrimiento de los desposeidos y otorga saberes como guia para la acción emancipatoria, pero sobre todo dota de un poderoso instrumento de reforma social y económica: Las cooperativas. Esto marca definitivamente la génesis de la filosofía y teoría cooperaria.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
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