José Guadalupe Bermúdez Olivares
Cuando vamos a los orígenes de las cooperativas descubrimos que los pioneros de Rochdale en 1844 en Inglaterra, buscaron crear un poder colectivo que les permitiera abrirse paso en un sistema que no era el suyo y que lograron demostrar al mundo de lo que puede lograrse cuando se agrupan con principios y con una visión diferente, aunque ese mundo no sea el propio. El poder en las cooperativas estaba a la vista.
El poder de cada miembro de Rochdale sumó para que la comuna tuviera la fuerza para mantenerse, es un poder que al pasar de lo individual al colectivo, adquiere otra dimensión, era el poder de construir y de defenderse, es esta una forma de poder. Para Weber el poder es la posibilidad de imponer la propia voluntad sobre la conducta ajena, por lo que puede decirse que existen distintas modalidades de ejercicio del poder, tales como la fe, la religión, la fuerza física, el poder psicológico o mental, el poder del dinero o cualquier otro mecanismo que pudiera llegar a tener influencia en la conducta humana. Estos tipos de poderes están enmarcados en los quien ejerce el poder económico, el poder ideológico, el poder militar y el poder político, cada uno en su propio radio de acción, por ejemplo, el económico en las leyes del mercado, el segundo con la iglesia y los medios de comunicación, principalmente, el militar domina la voluntad con el uso del miedo y el del poder político con la aplicación de la Ley en todas las esferas de la vida.
La mayoría de las veces, las fuentes del poder tienen que constituirse como poder político, a fin de ejercitar desde ahí y con la legitimidad correspondiente su condición de dominación. Pero si bien la autoridad es un concepto estrechamente relacionado al de poder, no son una y la misma cosa. Considerando que el poder es la posibilidad de imponer la voluntad de uno sobre otros, y que actualmente éste se encuentra depositado en el sistema jurídico, la autoridad es la legitimación en la materialización de éste. Para Jacques Maritain (1983, p 44, citado por Camacho, 2006), “la autoridad y el poder son dos cosas diferentes: el poder es la fuerza mediante la cual se puede obligar a otro a obedecer. La autoridad es el derecho de dirigir y mandar, de ser oído u obedecido por otro. Podríamos decir que el poder es la facultad para realizar actos y tomar decisiones respecto de sí y de terceros, y que una vez previstos en el sistema jurídico se transforman en funciones atribuidas a sujetos específicos y que producen efectos jurídicos; por otra parte, la autoridad es el sustento legítimo de dicho sistema. La autoridad requiere el poder. El poder político es una fuerza que se traduce en la posibilidad de decidir por terceros, de sustituir su voluntad, de ordenar y ser obedecido en relación con cuestiones fundamentales para un Estado en virtud de una relación jerárquica de supra subordinación.
Estudiar el poder, las clases políticas y sociales, las relaciones de los ciudadanos con el estado, es el objeto de estudio de la ciencia política, sin embargo no busca construir un método aplicable sino analizar y explicar las relaciones y su complejidad, entre las que emergen categorías como la obediencia y dominación, la relación con la autoridad y sus mecanismos de legitimación, entre otros, por lo que entre sus líneas de investigación se encuentra el comportamiento político de las sociedades y en este el análisis de las aspiraciones por un mundo mejor.
La actuación política es evidente, identificable en la vida social como una actividad permanente, con énfasis en diversos momentos, todos relacionados al comportamiento humano y a la búsqueda de satisfacer un interés relacionado con el poder de unos sobre los otros, rara vez como un poder de la colectividad. Otro elemento planteado por Maquiavelo, como centro de preocupación, además del anterior, es la composición y actuación del Estado como un organismo que se coloca por encima de la sociedad con sus propias relaciones, casi siempre indiferente a lo que no considera político y militar. Son las 2 aspectos que también ocupan las reflexiones de Antonio Gramsci, pensador y dirigente italiano en los tiempos contemporáneos. (Camacho, 2006)
Hacer política en la organización cooperativa es ejercer su poder, es llevar a la arena de las relaciones con el estado su posición que le permite abrirse paso en su visión de futuro; la política es según las definiciones del diccionario: la Ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados. La palabra política proviene del latín politicus, que viene del griego politiká y que alude a la cosa pública, en el siglo V a. C. Aristóteles popularizó el término con su obra “Política”. Existen distintas ramas que se derivan de la política, como la ciencia política, la filosofía política, la economía política, entre otras. Es importante distinguir entre las personas que ejercen la política (funcionarios políticos) y los que se encargan de su estudio (politólogos). Para Aristóteles todos somos políticos, porque tenemos necesidades y aspiraciones, sin embargo, no todos ejercen ese potencial.
Es común relacionar la Ciencia política con la politología, no es para menos al tratarse de una ciencia social nueva, interesada en el estudio teórico y práctico de la política, los sistemas políticos y de gobierno, pero también de los comportamientos de las sociedades; es de las ciencias no exactas que se vincula de manera natural con la sociología, la psicología y la economía.
En su práctica científica se le reconocen 4 métodos de análisis:
- Situaciones simuladas que se cotejan con determinadas sociedades, es decir campos experimentales con su propia variante.
- El análisis matemático de datos observados y mesurados, por tanto, de la estadística.
- La comparación entre 2 o más situaciones políticas,
- La evocación de situaciones políticas pasadas a través de la revisión documental, por tanto, histórico.
La filosofía política como campo especializado en las relaciones entre los individuos y la sociedad alimentó la idea de su constitución en ciencia, una de las más jóvenes que tiene sus antecedentes en los aportes de grandes filósofos y pensadores griegos (Aristóteles y Platón), uno de sus máximos exponentes fue Nicolás Maquiavelo quien aportó muchos elementos a la ciencia política moderna en su obra escrita en 1513, conocida como El príncipe.
La realidad la vivimos ahora y no descarta el vínculo con el imaginario, aún que siga en el debate como algo posible o imposible, algo a la vista o totalmente utópico, la crítica ha sido feroz sobre su posibilidad, incluso Aristóteles le reprochó a Platón que su República no había jamás existido, y Maquiavelo aseguraba que “Me ha parecido conveniente atenerme a la verdad de hecho de la cosa y no lo que de ella se ha imaginado, porque muchos se han imaginado repúblicas y principados que nunca se han visto ni conocido”, sin embargo todos reconocen que un motor mueve a los hombres y ese es su imaginario. (Bolívar, 2001)
En el objeto de la ciencia política está el análisis de lo que sucede en la arena política, es decir la relación de los ciudadanos con el Estado y entre ellos mismos, sus comportamiento y su lucha por conseguir una vida imaginaria. La democracia tiene una función en esta arena, es la fuente de soberanía, entendida como la máxima autoridad en una organización política y desde luego que todas las organizaciones son políticas, como político es todo ser humano. Al respecto aristóteles decía que para caer en la categoría de ciudadanos los habitantes de las ciudades griegas debía participar en los asuntos políticos, ya sea en sus asambleas, en el ejército o en algún cargo público como funcionario o jurados, el no participar y rehuir a sus deberes cívicos implicaba la pena más dura: la pérdida de la ciudadanía.
Y la ciudadana es sólo una de las formas de participación en el espacio público, por lo tanto es político y social. Hay una distinción en la participación:
- Participación social es la que da pertenencia al participar en asociaciones u organizaciones para la defensa de los intereses de sus integrantes, y el interlocutor principal no es el Estado sino otras instituciones sociales.
- Participación comunitaria es el involucramiento en la acción colectiva que tiene como fin el desarrollo de la comunidad mediante la atención de las necesidades de sus miembros y asegurar la reproducción social. El interlocutor principal de estas acciones no es el Estado.
- Participación política tiene que ver con el involucramiento de los ciudadanos en las organizaciones formales y mecanismos del sistema político: partidos, parlamentos, ayuntamientos, elecciones. Es una participación mediada por los mecanismos de la representación política y que hoy la tenemos en fuerte debate.
- Participación ciudadana es aquélla en la que los ciudadanos se involucran de manera directa en acciones públicas, con una concepción amplia de lo político y una visión del espacio público como espacio de ciudadanos. Esta participación pone en contacto a los ciudadanos y al Estado, en la definición de las metas colectivas y las formas de alcanzarlas.
Ciudadanía y participación van de la mano siempre, no se puede ser ciudadano sin participación, pero cuando esta participación va como colectivo, en las organizaciones que tienen su identidad, que viven un proceso democrático, que se autoregulan, que tienen principios y valores propios, obligan al estado a refinar sus estrategias de control, porque este tipo de organización es un riesgo de contaminación social, como lo afirma Chomsky cuando explica que el poder utiliza estrategias de control de los ciudadanos y muchas más cuando estos están organizados. (Chomsky, 1965, 2002)
Así, en el movimiento cooperativo debemos de ser ciudadanos con una visión de futuro, que ejerce su derecho político y hace de su poder, la fuerza para avanzar y fortalecerse cada día, en colectivo y con principios, hacia un mundo mejor. No se trata de perderse en las luchas electorales donde no hay principios semejantes a los nuestros o peor, si existen estos sean letra muerta, el movimiento puede conservar su identidad en todos los sentidos, eso le da autoridad ante los demás.
Referencias
Bolívar, M. (2001). La política como ciencia. Estudios políticos, 28, pp. 47-70.
Camacho, G. (2006). Gramsci y el proceso hegemónico educativo. Revista electrónica EDUCARE (págs 13-39., 9(2), 13-39.
Chomsky, N. (1965). Aspects of the theory of syntax Cambridge. Multilingual Matters: MIT Press.
Chomsky, N. (2002). El miedo a la democracia: Crítica, España.
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